Es un parque bellísimo, de fácil acceso, pero relativamente difícil de recorrer. Requiere buen estado físico para recorrerlo en su totalidad. Forma parte del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado de Chile (SNASPE). Está ubicado en la Región de Aysén, Comuna de Puerto Cisnes, a 180 Km. al sur de Chaitén y a 165 Km. al noreste de Coyhaique, la capital regional.
Creado 1983, tiene una superficie de 154.093 hectáreas y como otras áreas naturales protegidas del Estado de Chile, está bajo la administración de la Corporación Nacional Forestal (CONAF). Más de 40 km. de la Carretera Austral atraviesan el parque -en sentido norte sur- haciendo más fácil admirar sus bellezas naturales. No obstante ello, una de sus características más relevantes es su escarpada y compleja geografía (laderas rocosas, valles profundos y escarpados, impresionantes nevados y su ventisquero colgante) producto de una intensa actividad erosiva, fundamentalmente de origen glaciar, que ha mantiene gran parte de su territorio en estado casi virgen e inexplorado.
Es un parque muy poco intervenido por el hombre, lo que hace que sus bellezas naturales como: El Lago Risopatrón (el mayor cuerpo de agua al interior del parque), Laguna Témpanos, Laguna El Puma, Portezuelo Queulat, el salto Padre García, el Salto del Cóndor, el río Ventisquero, Glaciar del Bordali y el cerro Alto Nevado con 2.225 metros de altura, desde donde cuelga el Ventisquero Colgante -su mayor atractivo- y origen de dos saltos de agua impresionantes -dependiendo de la época del año- ofrecen a quienes lo visitan y recorren, no solo un espectáculo inolvidable , sino también el contacto directo con la naturaleza en su estado más puro.
Es un parque muy poco intervenido por el hombre, lo que hace que sus bellezas naturales como: El Lago Risopatrón (el mayor cuerpo de agua al interior del parque), Laguna Témpanos, Laguna El Puma, Portezuelo Queulat, el salto Padre García, el Salto del Cóndor, el río Ventisquero, Glaciar del Bordali y el cerro Alto Nevado con 2.225 metros de altura, desde donde cuelga el Ventisquero Colgante -su mayor atractivo- y origen de dos saltos de agua impresionantes -dependiendo de la época del año- ofrecen a quienes lo visitan y recorren, no solo un espectáculo inolvidable , sino también el contacto directo con la naturaleza en su estado más puro.
El parque está cubierto casi en su totalidad por el típico y denso "bosque siempreverde”, característico de regiones con altas precipitaciones (3.500 a 4.000 mm.) y temperaturas relativamente bajas y estables (4 a 9º C.). Presenta de 4 a 5 estratos, cada uno de ellos representado por varias especies perennifolias (que no pierden sus hojas) como: coigüe, tepa, tepú, lumas, arrayanes, tineos, mañíos, canelos, notros y en el sotobosque (lo que crece en el suelo) una innumerable variedad de helechos, copihues, flores, enredaderas, quilas, chilco (Fuchsia magellanica), además de una gran cantidad de hongos, musgos y enormes Nalcas o Panque (Gunnera tinctoria) que crecen en abundancia, incluso a orilla de la Carretera Austral.
La fauna está representada por el pudú, guiña, carpintero negro, caiquén, cisne de cuello negro, coipo, chucao, y Martín pescador, entre una gran diversidad de animales y aves, que habitan lagos, lagunas y ríos que son algunos de los tantos atractivos que posee el parque.
Si viene viajando desde norte, la primera parada obligada es en el sector Pangue, en la cabecera norte del lago Risopatrón. Aquí parte el trekking más exigente e interesante; solo para personas con buen estado físico y un alto espíritu de aventura. Son poco más de 12 kilómetros (ida y vuelta) por el interior del bosque siempreverde, donde la primera mitad del sendero es una empinada y barrosa subida apoyada por escaleras para facilitar el desplazamiento, que nos conduce a un lugar donde la primera impresión que se tiene es la de estar extraviados en el medio de la nada o al principio de los tiempos, sin embargo, este sinuoso sendero, con un grado de dificultad medio alto, a ratos intimidante y agotador para quienes no disponen de las capacidades físicas necesarias, nos conducirá a un tesoro escondido del parque: la laguna Los Pumas, objetivo final del viaje y el sitio ideal para pescar, refrescarse y comer algo antes de emprender el retorno. Una vez de regreso la jornada puede terminar haciendo camping a los pies del Lago Risopatrón, donde la CONAF dispone de zonas bastante bien equipadas para pasar una noche.
También hay senderos, de menor esfuerzo y dificultad, que permiten observar el ventisquero desde otros ángulos. El más cercano al glaciar colgante tiene una longitud de 7 kilómetros y ofrece la experiencia inédita de internarse y recorrer un denso bosque, que en definitiva, es una densa selva húmeda y fría. Al final de esta senda de penetración hay un mirador que, independiente de la época del año, tendrá mucha gente con sus cámaras dispuestas para captar el momento exacto en que el glaciar colgante se quiebre y sus hielos milenarios se precipiten al vacío.
Si prefiere la tranquilidad y evitar las aglomeraciones que le impiden quedar en primera fila para captar la imagen o el vídeo de su vida, puede optar por el sendero que lleva a la Laguna Témpanos, que presenta, quizás, la mejor vista del ventisquero a distancia. El particular color del agua, da paso a un paredón que por los lados está cubierto con un espeso bosque y por el centro es atravesado por cascadas, que a la distancia dan la impresión de que el agua cae en cámara lenta. En la cima de este acantilado, toneladas de hielo milenario, que a ratos nos sorprenden con un estruendo ensordecedor.
A 32 Km. al sur de Puyuhuapi, sobre la Carretera Austral, se inicia sendero del Bosque Encantado (1.700 metros) que asciende a través del bosque siempre verde y cruza por sobre el límite arbóreo, permitiendo acceder a una laguna a los pies de una pared rocasa en forma de anfiteatro en la que es posible observar témpanos y donde nace el Río Cascada.